ANÁLISIS CRÍTICO
A LA RACIONALIDAD DE LA GOBERNABILIDAD NEOLIBERAL DE LOS PROCESOS DEL MERCADO
GLOBAL
José G. Vargas Hernández *
Para Painter
(1998), el mercado es más que un instrumento, un conjunto de “relaciones
sociales que involucra implicaciones en cuanto al poder, presuposiciones éticas
o consecuencia que pueden infectar las políticas y procesos gubernamentales
como un todo”.
La eficiencia en la
producción, distribución y consumo de bienes como argumento del libre mercado
en oposición a proteccionismo tiene ya más de 500 años. El mercado proporciona
al empresario información sobre la oferta y la demanda, y las coordina. Es la smithiana mano invisible del mercado. En el Siglo XVII las
Provincias Unidas de Holanda promovían el libre comercio de su producción en
los países europeos pero protegían ciertos mercados en los que eran débiles.
Los británicos sostuvieron tres guerras contra los holandeses para disputarse
el mercado mundial.
La crisis de 1929, la mayor
que el sistema capitalista ha enfrentado es atribuida al liberalismo por su
confianza en la capacidad de los mecanismos de mercado para superar las crisis
económicas y la asistencia pasiva de los gobiernos los gobiernos. Las
reacciones a la crisis condenan a la confianza en el "libre juego del
mercado".
El proteccionismo trata de
desarrollar un mercado interno, proteger el empleo, fortalecer las empresas
locales, mejorar la eficiencia que les permita afrontar la competencia externa
y evitar la dependencia de otros países. La teoría de la dependencia centra el
desarrollo en los mercados domésticos, el papel del sector industrial nacional,
generación de demanda agregada mediante incrementos salariales que aumentan los
niveles de vida.
La actual movilización
internacional de bienes, servicios y capitales emerge con el euromercado en la
década de los sesenta como un mercado desregulado de
capitales y es diferente a la que precedió a la Primera Guerra Mundial porque
se fundamentó en el patrón oro que suponía tasas de cambio fijas y eliminación
de barreras arancelarias. Es en los niveles locales, nacionales y regionales
donde se gestiona la dinámica de la desregulación transnacional de los
mercados, por lo que se puede considerar que el capitalismo como sistema se
impulsa a escala nacional. El punto de vista tradicional de la política
monetaria definió el valor fijo del circulante y restablecía la confidencia del
mercado.
En el última parte del siglo
XX ese equilibrio se rompió a favor de los mercados y he aquí el resultado: la
pérdida de confianza de los ciudadanos. La perdida del piso en la tierra se
debe por el dominio de un acercamiento al desarrollo nacional centrado en el mercado y a la voluntad de los
gobiernos para seguir los dictados de la política de las organizaciones internacionales
financieras.
Desde la perspectiva de la
elección racional, el tema del desarrollo visto por la economía política trata
de la forma en que los actores en los mercados realizan conductas estratégicas
de elección y razonamiento para maximizar sus propios intereses que persiguen
en función de incentivos, así como de los problemas de agregación mediante la
teoría de la acción colectiva y de la acción democrática.
Coase (1937) introdujo y definió el término
costos de transacción como los costos de usar el mercado y que da una
racionalidad a la existencia de las firmas. Los mecanismos del mercado implican
costos como descubrir la relevancia de los precios, la negociación, exigir su
cumplimiento, etc., y en general todos los posibles modos de organización
económica implican costos relativos de organizar transacciones bajo arreglos
institucionales. Las decisiones para organizar los costos de transacción dentro
de la empresa se oponen a las decisiones del mercado que dependen de los costos
relativos del intercambio interno y externo. Para esto, las empresas
obtienen sus recursos y materias primas a muy bajo costo y en abundancia,
penetran en nuevos mercados y reducen sus costos de transacción en las
operaciones de comercialización.
Las imperfecciones del
mercado derivan en altos costos de transacción que limitan los incentivos de
las estructuras de las economías y causan un desempeño económico pobre. La
noción de los costos de transacción ha sido introducida en el análisis de
intercambios en los mercados políticos, los cuales se argumentan (North, 1990) que son más ineficientes que los mercados de
bienes y servicios, debido a las complicaciones para medir los intercambios.
Los mercados son ineficientes en las relaciones de intercambio
frecuentes, complejos y cuando son realizados por encargo hay presiones
en el calendario y complementariedades en el proceso de producción (Jones et al, 1997).
Entre las teorías del
interés privado sobresale la denominada “Escuela de Chicago” que interpreta los
procesos de la reforma institucional como un intercambio de políticas y rentas. Las instituciones son
un marco de referencia que facilitan los intercambios económicos dentro y fuera
de los mecanismos del mercado. Las reformas pretenden el funcionamiento
eficiente del mercado mediante la reducción de los costos de transacción, y
procesos de descentralización y modernización de la administración pública,
mediante el uso de la teoría de la agencia.
En la teoría del
principal-agencia se trata de resolver el dilema que existe cuando no coinciden
los intereses entre el principal y el agente y tienen además acceso
diferenciado a la información en mercados imperfectos, y por lo tanto, se trata
de asegurar la lealtad al principal por parte del agente a cambio de un sistema
de compensaciones justo. Las soluciones
que tiene la teoría de la agencia a este problema son la igualación de
oportunidades de acceso a la información mediante el uso de sistemas de
evaluación del desempeño, del rendimiento financiero y determinación clara de
objetivos, así como el empleo de contratos en el mercado.
Por lo tanto, la aplicación
al sector público de esta teoría consiste en la creación de un quasi-mercado que transforma el aparato burocrático
gubernamental en un conjunto de relaciones contractuales entre agencias
públicas y privadas que buscan maximizar sus beneficios a pesar de que el
interés de los agentes no siempre es coincidente con el interés de la
ciudadanía.
El modelo económico estándar
asume que los compradores conducen un análisis de costo beneficio para la
selección del producto y que seleccionan el que ofrece la combinación óptima de
los atributos, incluyendo el precio. Estas conductas de los compradores sacan
del mercado todos aquellos productos que
carecen de los atributos deseados. El análisis económico sugiere que en un
mercado que funciona perfectamente con información completa, los contactos
entre compradores y vendedores contienen términos eficientes definidos como
aquellos cuyo diferencial entre beneficios y costos es lo más grande sin
considerar cómo se distribuyen entre compradores y vendedores.
La teoría económica de la
forma de contratos asume un tipo de conducta racional de parte de compradores
denominada como la teoría de la utilidad esperada de acuerdo a la cual se
espera que los compradores usen el mercado para maximizar su utilidad
esperada., supuesto conductual que no parece objetable si se considera que los
individuos tienen diferentes metas, pero que todos intentan satisfacer sus
metas en forma tan económica como sea posible, lo que nos lleva a supuestos
acerca de los supuestos de tomas de decisiones.
El argumento de que un
mercado desregulado produce términos de contratos
eficientes asume que los compradores toman decisiones maximizando sus
utilidades esperadas. Así, la teoría económica sugiere que la forma de los
términos del contrato que proveen los vendedores deben
ser socialmente eficiente.
La conducta de toma de
decisiones es altamente contingente del contexto que hace posible identificar
la estrategia específica que el comprador usa al hacer decisiones de compra en
el mercado, o una lista precisa de los atributos sobresalientes y no
sobresalientes.
Las evidencias de que la
toma de decisiones en función de elección racional se desvía sistemáticamente
de los supuestos de la maximización de la utilidad, el interés propio y la
maximización de la riqueza requiere que los consecuentalistas
reemplacen sus preferencias por mercados no regulados con mayor agnosticismo
inicial concerniente a la competencia institucional relativa a los mercados y
la intervención del gobierno. El óptimo y sub-óptimo
de Pareto determinan si el resultado de un juego implica conflicto entre la
racionalidad colectiva e individual.
Para Korobkin
(2003), en muchas circunstancias, los tomadores de decisiones usan estrategias
de decisión selectivas y, o no compensatorias que son inconsistentes con las
estrategias de decisión que se asumen en la teoría clásica de la economía al
análisis de los términos de formas de contratos, y si los compradores confían
en las estrategias de toma de decisiones
más simples que la adición ponderada, alguna información es ignorada que
debe ser considerada si los incentivos del mercado fuerzan a los vendedores a
ofrecer solamente atributos del producto eficientes.
Es el mercado el eje de un
sistema mundial único inducido por procesos de globalización bajo principios
del liberalismo económico que eleva las
libertades del individuo hasta lograr su aislamiento. Los poderes políticos
retroceden ante el avance del mercado, y se convierten en meros ejecutores de
una política económica diseñada conforme a los requerimientos del libre
mercado, desregulación, privatización, bajos impuestos a empresas y flujos de
capital, flexibilidad laboral, etc.
Las políticas orientadas por
el mercado se orientan hacia la convergencia de procesos económicos con apoyo
de la política mundial para reducir la distancia administrativa entre las
fronteras nacionales. Los flujos internacionales de comercio se incrementan
sustancialmente y los mercados financieros en las economías desarrolladas que
están en proceso de integración creciente, son desarrollos que elevan las
posibilidades de cambios en la severidad de los ciclos internacionales de
negocios y en su sincronización.
En 1983 surgió el término de
globalización acuñado por Levitt como el concepto de
mercadotecnia, para referirse a los mercados de productos localizados fuera de
los países donde las corporaciones residían y que excluían obviamente a los
países comunistas. La globalización es vista como un conjunto de procesos de
integración económica conectados que aceleran los flujos de intercambio de
bienes y servicios, tales como el comercio intraindustria
e intrafirma en función de las diferencias de precios
entre los mercados nacionales.
Por otra parte, la mundialización ha sido caracterizada como una nivelación
hacia abajo en la cual el libre juego de las fuerzas del mercado lleva las
remuneraciones y las normas laborales en los países más pobres a niveles aún
más bajos a medida que éstos procuran atraer la inversión extranjera. Sin
embargo, la liberalización de las inversiones directas extranjeras poco apoya
el desarrollo de la industria y la agricultura en los países menos
desarrollados.
El frente económico está
dirigido por las instituciones financieras internacionales que imponen una
agenda económica basada sobre la preeminencia del sector privado y los
mercados, y sobre la ganancia. Las instituciones financieras internacionales
que actúan como agentes de la elite económico política, redefinieron el
desarrollo en los ochentas como “una participación exitosa en el mercado
mundial” que incluye una política de amplia liberalización (Robinson,
2000), basado en la “rearticulación de cada país a los mercados mundiales a
través de la introducción de nuevas actividades económicas ligadas a la
acumulación capitalista”.
En este contexto, surgen las
propuestas de políticas neoliberales que retoma los principios y tesis clásicas
del liberalismo económico promoventes de una libertad
económica como ideología hegemónica del mercado que transforma la economía
mundial en diferentes grados conforme a la región y al país. La economía de
mercado inspirada en el liberalismo económico tiene como contrapunto a las
economías centralmente planificadas que
caracterizaban a los países socialistas, de los cuales todavía
sobreviven muy pocos.
El mercado libre se soporta
sobre una estructura institucional y jurídica, es decir sobre un orden público
económico concebido como el “conjunto de medidas adoptadas por los poderes
públicos con el objeto de organizar las relaciones económicas y cuya función es
la dirección y protección de la economía” (Streeter
Prieto, 1985).
El sistema de libre mercado
es manipulado por los Estados Unidos imponiendo el desmantelamiento de las
instituciones de bienestar social a otros países mientras que mantienen un proteccionismo comercial y un sistema de
seguridad social que beneficia a los ricos a través de cuantiosos subsidios y
contratos otorgados a la investigación con fines bélicos. La política de
bienestar liberal tiene un sentido residual que focaliza
los beneficios de provisión social en personas y colectivos que representan
riesgos sociales, alcanzan bajos niveles de desmercantilización
y fomentan la función del mercado. Offe (1992, 1990) entiende por
desmercantilización el “retraimiento y
desacoplamiento de un número creciente de áreas sociales y grupos (fuerza de
trabajo excedente) con respecto a las relaciones de mercado”.
Así, los valores de libre
mercado y democracia son los valores americanos propagados por el uso de nuevas
tecnologías de la comunicación y la información como una estrategia del imperio
invisible americano para establecer un orden estable internacional, su dominio
y hegemonía en los mercados mundiales. Las elites económicas que gobiernan en
las democracias de mercado realizan campañas intensas para convencer a la
ciudadanía mundial en el mito de un poder sin precedentes. La elite
económico-política y sus agentes realizan campañas para legitimar la ideología
neoliberal del capitalismo transnacional que promueve el libre mercado.
La democracia liberal
legitima encubiertamente al capitalismo en el dominio del hombre por el hombre
mediante los procesos de elaboración de las normas jurídicas que implementan
las políticas económicas formuladas en beneficio de los intereses de las
estructuras del poder económico de grandes corporaciones y del capital
financiero especulativo transnacional que dominan el mercado internacional.
La hegemonía del inmenso
poder económico-financiero de las grandes corporaciones transnacionales penetra
los sistemas políticos mediante el ejercicio de un poder autoritario que
monopoliza los mercados y los controla desde centros estratégicos de decisiones basadas en la lógica de la
reproducción y acumulación del capital. La organización corporativa examina los
determinantes económicos que modifican la forma unitaria a la forma
multidimensional en las grandes organizaciones, la cual se desarrolla en las
industrias de producción masiva debido a las innovaciones tecnológicas que
hacen posible la estandarización y las economías de escala para atender los
mercados masivos.
Los teóricos de la
democracia del mercado defienden que es el mejor sistema de ordenamiento de
instituciones económicas y sociales para alcanzar mayores niveles de libertades
y bienestar. Las instituciones son las reglas del juego que proveen costos
bajos para la aplicación de los derechos de propiedad e incentivos para
descentralizar las decisiones requeridas para los mercados competitivos (North, 1997, 1991).
El modelo neoliberal de
globalización solo concibe la coordinación de mercados anónimos para la
asignación global de los mercados. Sin embargo, este modelo sigue a las
economías fuertemente desarrolladas y orientadas por un mercado también fuerte
en donde los actores tienen un amplio margen de alternativas para la
contestación democrática (Rueschemeyer et al, 1992). Bajo este modelo neoliberal de
globalización económica, la dinámica económica privilegia el sector privado en
la competencia por el dominio de los mercados. El neoliberalismo comprende como
características principales el libre mercado, eliminar el gasto público por los
servicios sociales, desregulación, privatización, eliminación del concepto de
bien público o comunidad.
El neoliberalismo económico
aprovecha la oportunidad para diagnosticar que la excesiva regulación económica
desestimula la libre circulación de bienes y capital,
elementos necesarios para dinamizar el libre mercado. Las políticas
proteccionistas de los denominados mercados emergentes impedían el avance del
proyecto del libre mercado, por lo que el neoliberalismo condena y arremete
contra la ideología del desarrollo a través de la aplicación de regulaciones de
las instituciones financieras internacionales para convertir a las economías
emergentes en consumidoras de productos y servicios de los países más
avanzados, para quienes estas regulaciones no aplican. Los países
económicamente débiles lo son también en lo político y por tanto indefensos a
los embates de los países que se disputan la hegemonía de los mercados.
El decálogo del Consenso de
Washington es un eufemismo para suavizar semánticamente el modelo neoliberal
global que fue ideado por John Williamson,
asesor económico del Banco Mundial e impuesto en 1991 por la Casa Blanca bajo
el padrinazgo de la Reserva Federal, la Secretaría del Tesoro, el FMI y el
Banco Mundial, para paliar la década perdida de Latinoamérica y ocupar el vacío
ideológico que dejó el derrumbe de la URSS, como el evangelio del "fundamentalismo de
mercado" que constituye la principal exportación ideológica de Estados
Unidos: la teoría de cómo el mundo debe ser manejado, bajo su supervisión.
Los proponentes del modelo
capitalista de desarrollo presentan con certeza al fundamentalismo del mercado
como la solución a todos los problemas de pobreza. Así lo exige el contemplar
el desarrollo humano como libertad. La estrategia del Consenso de Washington
como el único modelo para el desarrollo bajo una economía de control nacional
basado en imponer la democracia y el libre mercado y comercio en cada rincón
del globo, aunada a la estrategia de guerra preventiva para la consolidación de
supremacía militar, mantiene a Estados Unidos como la economía del imperio.
Junto con estos pasos
económicos formales el neoliberalismo también trajo consigo cambios
socio-culturales en forma más difusa pero también importantes: la reevaluación
de las utilidades capitalistas como deseables y congruentes con los intereses
nacionales, una devaluación concomitante del trabajo organizado e industria
protegida como paraísos de rentas y eficiencias económicas, el apoyo de la
inversión foránea como necesaria para el crecimiento sostenido, la renovada fe
en el mercado con efectos de “derrame” para la redención de la desigualdad
social y la reorientación de las fuentes de orgullo nacional de la resistencia
a la hegemonía extranjera y hacia la inserción de los más habilidosos en los
círculos del comercio global.
Un fatalismo económico es
alentado por el discurso mediático-político sobre las necesidades ineluctables
de la globalización, el imperio de los mercados financieros con conducción por
gobiernos socialdemócratas que, al prolongar la política de los gobiernos
conservadores, hacen que ésta aparezca como la única posible. La revolución en
política con el triunfo de los mercados ha sido más profunda que inclina a los
gobiernos de los países a abrazar la economía global.
La internacionalización de
los mercados tiene una tendencia globalizadora que
estandariza y homogeneiza patrones de consumo, comportamientos, comunicaciones
y sistemas de producción y organización.
La globalización económica es convergente y transformativa mientras que la
internacionalización económica es divergente y aditiva.
La organización de los
mercados bajo procesos de integración económica en el sistema capitalista globalizador, arrastra consigo las necesarias
transformaciones de los sistemas político y social, dando lugar a un
desplazamiento en los procesos de institucionalización política y social. Cada
uno de los procesos de integración regional tiene su propia lógica económica y
política que difiere de los demás.
Los procesos de globalización
dan lugar a la creación de redes del mercado integrada por las relaciones de
las elites capitalistas transnacionales que se movilizan desde arriba y a redes
de contrapoderes y resistencia transnacional que se moviliza desde dentro y
desde abajo, mediante mecanismos de alianzas y asociaciones, para contrarrestar
los alcances de la otra.
No todos los mercados se han
transformado globalmente, todavía existen los mercados nacionales,
internacionales y regionales. Los mercados nacionales están distantes hasta
cierto punto en los elementos culturales, administrativos, económicos, etc. Las
distancias geográficas y económicas entre los mercados todavía limitan la
penetración en los mercados de ciertos satisfactores por la falta de
convergencia en los ingresos. Las regiones adquieren un papel creciente y
determinante en la geografía de los procesos de globalización económica, ya sea
por el aprovechamiento de las ventajas competitivas regionales y su cercanía
con los mercados globalizados.
Por lo tanto, la competitividad
es la capacidad de las economías para sostener las fuerzas que orientan a la
globalización económica, lo cual se debe a la calidad de las instituciones para
apuntalar las capacidades de las economías para competir en el desempeño actual
de los mercados internacionales. La competitividad de una nación es el grado en
que bajo condiciones de libre mercado produce bienes y servicios que pasan las
pruebas de los mercados internacionales y al mismo tiempo mantienen y expanden
los ingresos reales de las personas a largo plazo.
El término mercados globales
es de reciente uso para indicar los cambios cualitativos en las características
de los mercados mundiales.
El sistema
capitalista impone a través de los procesos de globalización e integración
económica el dominio de un nuevo orden mundial, denominado como “imperio”
caracterizado por una nueva forma de soberanía basada en el poder económico de
un mercado global, el monopolio militar y la comunicación global.
No existe una mano invisible
del mercado global debido a los grandes intereses corporativos transnacionales
y de los países más avanzados, siempre en detrimento de los menos avanzados. La
mano visible del capital transnacional asume funciones liberadoras de recursos
en condiciones altamente especulativas
en un mercado globalizado competitivo respondiendo a los intereses financieros
de quienes lo controlan sin que necesariamente asuman supuestos para ampliar
las capacidades económicas, sociales, políticas y culturales de los pueblos con
menor desarrollo humano.
En la economía global, los
mercados son transformados por los esfuerzos de las corporaciones para escuchar
a los consumidores en sus preferencias, no como dadas en hechos de mercados
sino como resultados en sí mismas. En una mueva era de demanda homogeneizada de
los mercados globales, las corporaciones requieren de habilidades para colocar
en los mercados productos estandarizados de alta calidad y precios más bajos
que los competidores mediante el uso de economías de escala en los procesos de
producción, distribución, administración y mercadotecnia a pesar de que los
patrones de consumo pueden diferir marcadamente entre las regiones y países.
Las corporaciones globales
operan en una economía globalizada produciendo bienes estandarizados para todos
los mercados y las corporaciones multinacionales que producen bienes para los
mercados nacionales operan en economías internacionalizadas (Tedlow y Abdelal, 2003). En los
mercados globales, las interacciones entre las empresas y los consumidores,
culturas y capitalismos, transforman las preferencias hasta homogeneizarlas, lo
que provoca que la gente reaccione positiva o negativamente en las expresiones
de fundamentalismos.
Los supuestos beneficios de
un mercado global justo y eficiente se basan en nociones fundamentales de la
teoría del "equilibrio competitivo general", pero tal como ha
señalado el profesor británico Paul Ormerod, "...el
equilibrio competitivo exigiría la observancia de unos requisitos que nadie
cumple, de tal manera que si tales conceptos todavía persisten se debe a los
intereses de la profesión económica y a los lazos existentes entre la ideología
política dominante y las conclusiones empíricas de la teoría del equilibrio
general".
Para los clusters y empresas
locales con orientación al mercado globalizado, las normas globales señalan un
marco de referencia de sus niveles de competitividad.
Una política reguladora a
escala global debe orientarse a lograr la eficiencia, estabilidad y
competitividad del mercado global, evitar las carreras sin fondo de las
cuestiones ambientales y sociales compensando los efectos distributivos para
evitar la polarización social y la sobreexplotación de los recursos naturales.
Por
lo tanto, la lista de los criterios de diseño de mercados globales debe
extenderse para proteger la autonomía individual por sobre los criterios de un
éxito económico que se convierte en el fin mismo del desarrollo, en el valor de
redención humana.
Las estructuras de
governance se describen en un continuo que va del mercado spot anónimo en un
extremo a la jerarquía perfectamente integrada en el otro, en donde las partes
que intercambian están unidas por los mismos arreglos de propiedad y control, pero
que proveen incentivos débiles a los administradores para maximizar las
utilidades. De acuerdo a Humphrey y Schmidtz (1996) los patrones de interacción y governance
son las relaciones abiertas del mercado, redes, las quasi
jerarquías y las jerarquías.Las estructuras basadas
en redes y las quasi jerarquías son óptimas en
ambientes inciertos y complejos, mientras que las soluciones no óptimas
resultan de la coordinación ejercida del mercado y la integración vertical
La globalización no es un
proceso unilineal que transforma las estructuras de governance de producción,
distribución y consumo del nivel de las economías nacionales en una economía
global, sino que también en forma paralela se desarrollan estructuras de
governance privadas globales tales como la formación de sistemas de redes
globales de valor agregado y quasi jerarquías para
integrar a los emplazamientos locales en los procesos de producción,
distribución y consumo de los mercados mundiales. Sin embargo, las formas de
governance privadas globales van más allá de la simple coordinación de mercados
anónimos.
Las estructuras de
governance se convierten en híbridas en un continuo que va de la empresa en un
extremo al mercado en el otro. En la forma de organización en clanes los
procesos de socialización contribuyen a lograr la congruencia de los objetivos
y logra ventajas sobre las organizaciones burocráticas o las relaciones de
mercado en casos en que se eleva la evaluación del desempeño y baja la
incongruencia de los objetivos (Ouchi, 1980).
Los institucionalistas
argumentan que las organizaciones se adaptan a ciertas estructuras para
promover su legitimidad convergiendo en un campo organizacional o mercado.
Organizaciones privadas y del mercado son persuadidas por la lógica de le
eficiencia económica y las
organizaciones públicas y no del mercado por la lógica de la apropiabilidad.
Las organizaciones públicas
son más responsivas que las privadas a los cambios a los cambios en el medio
ambiente normativo, debido a que las organizaciones privadas actúan como
organizaciones del mercado y las organizaciones públicas como
Estructura
De governance |
Forma caracterís-tica de participa- ción |
Naturaleza y tipos de habilidades más usadas |
Regla y
mecánica
de toma de decisiones |
Forma de enfrentar
el conflicto |
Forma de enfrentar la incertidum-bre |
Jerárquica
|
Dar o recibir órdenes |
Conocimien- to técnico organizacio- nal |
Preferencia del actor en jefe |
Evitar el tener que llegar a tomar
resoluciones |
Evitar el tener que llegar a tomar
resoluciones |
Abjudicati-
va |
Defensa y Promoción bipartita |
Habilidades en la presentación de evidencia y persuasión |
Capacidad de comproba-ción. (Burden
of proff) |
Competición bipartidaria |
Reducción: los asuntos son tomados como correctos o incorrectos |
Adversaria
|
Defensa y promoción mutlipartida-ria |
Habilidades en la Presentación de evidencia y persuasión |
Juicio del decisor |
Competición multipartida-ria |
Competición (que puede exacerbar la incertidum-bre). |
Colegial-
competitiva |
Promoción de intereses |
Habilidades políticas, habilidades en
la persuasión y la negociación |
Reglas de mayoría. Voto mayoritario |
Competición, colaboración, compromiso |
Competición, colaboración, compromiso |
Colegial
consensual |
Búsqueda de la cooperación |
Habilidades de persuasión, colaboración |
Consenso |
Evitar la colaboración |
Evitar la colaboración |
Colegial de
Mediación |
Argumentos previos a opinión y sanción de un tercero |
Habilidades en la mediación y en la argumenta-ción |
Aceptación o rechazo del consejo del
mediador |
Compromiso guiado (dirigido) |
Compromiso guiado (dirigido) |
Mercado
|
Búsqueda separada de objetivos
partidarios diversos |
Variable, en función de las partes y
de la Situación en particular |
Coordina-ción
no Intensional, epifenome-nal |
Evitar la competición |
La aceptación de la Incertidum-bre es inevitable |
Fuente: Diseño modificado por Cruz
(2001) del original Hult y Walcott
(1989:42-43).
VALORES PRESENTES EN EL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES Y
ESTRUCTURA DE GOVERNANCE
Estructura de governance |
Racionali-dad burocrática, definición del
problema, interpreta-ción. |
Habilidad para alcanzar la toma de decisiones |
Responsabi
lidad pública/
rendición de cuentas |
Representa
tividad |
Fuentes principales de legitimidad |
Jerárquica
|
Congruenciacon los Procedimien- tos estandari-zados |
Alta, si el decisor
responsable desea decidir o si las reglas determinan el resultado final |
Alta para los funcionarios en jefe.
Observado-res externos |
Poca variedad y diversidad en
comparación con otras estructuras |
Eficiencia, rendición de cuentas. |
Abjudicati-
va
|
Dos posiciones contrapues-tas,
una de las cuales es la “correcta” |
Alta: una tercera parte decide |
Alta, dados criterios y estándares en los cuales el “juez”
basa su decisión |
Derechos de los participantes,
ocupantes de posiciones polarizadas |
Justicia en el procedimien-to. |
Adversaria
|
MultifacéticaPerspectivas en conflicto |
Alta, si los actores decisores no implicados actúan |
Alta hacia los electores y clientelas,
baja hacia observadores externos |
Todos aquellos definidos como “partes” |
Apertura, uso del Debate |
Colegial-competitiva |
Multifacética Existencia de una base común,
posibilidad de arribar a compromisos |
Alta, reglas de voto en ausencia del
consenso; el cierre decisional puede ser temporal
ante temas o asuntos polarizados |
Moderado hacia los electores o clientes: la negociación puede producir decisiones
deseadas sólo por pocos |
Todas las partes interesadas |
Representatividad, justicia y apertura
del proceso. |
Colegial
consensual |
Para ser Apropiada, es necesaria una respuesta
colectiva; el problema afecta intereses comunes |
Alta, si pueden ser descubiertos intereses comunes; baja
si el conflicto polariza posturas o es redistributivo |
Puede ser muy baja; el descubrimiento
y desarrollo de consensos es una prioridad |
Potencial Mente amplia no sobresaliente: se
centra en la habilidad y disponibili-dad para
explorar opciones y trabajar hacia el consenso |
Apertura, igualdad de participa-ción, representati-vidad. |
Colegial de
mediación |
Perspectivas en conflicto; posible
base común |
Alta, dadas las habilidades del mediador y la percepción de intereses compartidos |
Moderada hacia los electores/ clientes |
Todos aquellos definidos como “partes” |
Agotamiento de las audiencias, grado
de aceptabilidad del mediador por las partes |
Mercado
|
Pobremente estructurada, más allá del
control y comprensión humana |
Indeterminada: las decisiones “emergen” |
Baja rendición de cuentas directa |
“Status quo” donde el interés toma la ventaja |
Libertad, eficiencia |
Fuente: Diseño modificado por Cruz
(2001) del original (Hult y walcott,
1989:68-69).
organizaciones no del mercado. Un elemento definitorio
de las organizaciones del mercado es que su efectividad está directamente
determinada por los clientes.
Las capacidades centrales de
las organizaciones dependen del conocimiento tácito que contienen e inseparable
de la tecnología de las organizaciones que constituyen la ventaja competitiva
desde la perspectiva basada en los recursos que no son imitables o
transferibles y que por lo tanto no pueden adquirirse en los mercados. Recientes
investigaciones reconocen la importancia del conocimiento tácito, el cual en sí
mismo representa un reto a la efectividad del mercado. Los métodos horizontales
facilitan el componente tácito o personal del aprendizaje de conocimientos del
desarrollo local y general. La restricción vertical al mercado siempre emerge
en apoyo del nombre del capital.
Abbott y Snidal
(2000) definen la gobernanza internacional como las restricciones formales e
informales forjadas por las reglas, roles y relaciones que definen y regulan
las prácticas de los actores estatales y no estatales en los asuntos
internacionales, para estos autores la gobernanza no implica gobierno
necesariamente ya que los estándares internacionales son parte de sistemas de
gobernanza del mercado.
Entre el enfoque neoinstitucionalista y el de regulación democrática emerge
el concepto de gobernabilidad como una relación existente entre los procesos de
libre mercado y los procesos de la democracia. Saldomando,
(2002) sintetiza la tendencia teórico metodológica que tiene la gobernabilidad
a partir de que la corriente neoliberal que impone como agenda los derechos del
mercado y las políticas de desregulación en un marco de normatividad
transnacional. Las teorías de la sustentabilidad del
desarrollo dieron lugar a los modelos neoliberales que impusieron el mercado
como factor esencial para regular las relaciones entre la producción y el medio
ambiente mediante la consolidación de instrumentos económicos que aniquilaron
las políticas públicas de control estatal.
Por lo tanto, la
gobernabilidad global tiene como función principal el establecimiento de
regulaciones de la dinámica de los mercados globales abiertos mediante el
aseguramiento de los derechos de propiedad industrial e intelectual, el
fortalecimiento de mecanismos de libre acceso a los mercados.
La gobernabilidad de la
economía global tiene una doble dimensión. Por un lado, las interrelaciones
entre las grandes corporaciones transnacionales con la normatividad de las
organizaciones multilaterales en los mercados globales y por otro lado, las
estructuras intergubernamentales interaccionan con cadenas globales de valor
agregado formada por los clusters en localizaciones regionales y locales.
Las cadenas globales de valor agregado tienen como
soporte una compleja diversidad de estructuras de gobernabilidad que van más
allá de la simples transacciones comerciales, tal como
Humphrey y Schmitz (2001:7)
argumentan: “Las estructuras de gobernabilidad encadenadas constituyen las
relaciones y los mecanismos por medio de los cuales se consigue la coordinación
de la cadena más allá del mercado”. Las empresas de los clusters locales que
mejor se integran y se posicionan en las cadenas globales de valor agregado,
siempre orientan sus operaciones de producción y distribución alrededor de una
empresa líder para acceder a los mercados globales y de quienes reciben
incentivos de aprendizaje e innovación tecnológica.
Las empresas líder en las
cadenas globales de valor definen los procesos y flujos de la producción a
través de formas y estructuras diferentes de governance en función de las
asimetrías de la información y competencia de los mercados, que van en un
continuo desde la coordinación horizontal del mercado, redes de cooperación y
complementación hasta los arreglos asimétricos del poder como en las quasi jerarquías, la gestión jerárquica y la integración
vertical.
Por lo tanto, en los
contextos de las formas y estructuras de gobernabilidad global de los mercados
que interaccionan con la gobernabilidad local, se integran en procesos de
globalización económica los emplazamientos y clusters locales y regionales. Las
estructuras de gobernabilidad local se interrelacionan e interaccionan a través
de las redes transnacionales con la gobernabilidad global que se extiende más
allá del control intergubernamental y del mercado.
Así el establecimiento de
normas es parte de la lógica funcional de los procesos de globalización de los
mercados. En un ambiente de alta rivalidad y competitividad empresarial, las
normas se convierten en instrumentos de poder que aumentan la credibilidad y
transparencia en los mercados mundiales, dan orientación reducen los costos de
transacción ahí donde hay limitaciones de información y en capacidad para
procesarla y crean seguridad de expectativas a largo plazo marcadas por las
complejas interacciones de los agentes involucrados. Las estructuras de la
relación principal – agente caracterizan a la gobernanza pública.
La tendencia de la nueva
gestión pública, según Echabarría (2000) se orienta a fortalecer las funciones
estratégicas de los gobiernos (coordinación, gestión transversal, control y
evaluación de resultados), descentralizar y orientar a resultados
flexibilizando las estructuras y los procedimientos (agencias, sistemas
presupuestarios, gestión del rendimiento, delimitación política y gestión),
crear competencia y capacidad de elección (mercados internos, contratación de
servicios, cobro por prestaciones, privatización y externalización
de servicios), proporcionar servicios de calidad (mejorar la accesibilidad y
participación, establecer estándares de servicio e indicadores de desempeño,
reducir las barreras administrativas), mejorar la gestión de los recursos
humanos (descentralización de la gestión, flexibilizar las condiciones de
trabajo), y optimizar el uso de las tecnologías de la información (comunicación
electrónica interna y externa, gestión de procedimientos y automatización de
oficinas, información de gestión).
El e-government
o gobierno electrónico incorpora tecnologías de información y comunicación en
sus procesos de gestión pública para obtener una mayor eficacia y calidad.
La promesa hecha por la
globalización corporativa de que los mercados mantendrían el equilibrio ha resultado en un
desequilibrio en beneficio de los países más desarrollados. La disputa de los
países por la hegemonía de los mercados globales se acrecienta, desdice el supuesto
del reemplazo del imperialismo por el imperio en un mundo unipolar y pone en
crisis la hegemonía basada en un solo país. Los países económicamente débiles
lo son también en lo político y por tanto indefensos a los embates de los
países que se disputan la hegemonía de los mercados.
Desde la década de los
noventas, las grandes corporaciones transnacionales maximizan sus utilidades en
los mercados financieros internacionales en beneficio de su propio interés a
costa de sacrificar el interés público en consideraciones tales como la
protección ambiental, las oportunidades
de empleo y la seguridad social. Las instituciones nacidas de Bretton Woods, El Banco Mundial y
el Fondo Monetario Internacional, se han ido alejando progresivamente de sus
funciones iniciales para convertirse en instrumentos a través de los cuales el
mercado financiero internacional impone a los países dependientes y
endeudados sus preceptos organizativos:
el ajuste estructural. La búsqueda de beneficios de la deuda externa se impone
en las relaciones de mercado sobre cualquier otra consideración como un
instrumento de enriquecimiento de los países avanzados y constituye la mayor
sangría de recursos financieros de los países pobres provocada por varios
factores que aceleran su incremento.
Muchos de los créditos,
muchas de las veces depositados en las cuentas de los mismos bancos, eran
destinados a los países pobres a financiar gastos militares, a aumentar el
capital propio de políticos corruptos y en menor medida a proyectos de dudosos beneficios
para las poblaciones. La carga del pago de la deuda siempre recae en los
trabajadores más pobres mediante incrementos impositivos porque los
capitalistas sacan su dinero del país que pretenda gravarles sus ingresos,
conforme a la disciplina de los mercados de capitales que defienden. El análisis de los costos de
transacción proporcionan el contexto de la seguridad
jurídica en una economía de libre de mercado.
Las grandes corporaciones
capitalistas han violado sus propios principios de libre mercado que tanto
defienden y promueven para desarrollar políticas proteccionistas de los
gobiernos que les benefician, alegando necesidades de seguridad, de defensa de
sectores de la economía, e incluso del nivel de empleo. Como consecuencia, la
política del gobierno no es exógena, pero depende
entre otras cosas, de las creencias del mercado acerca del futuro.
La integración de los
mercados de bienes, servicios y capitales no es perfecta porque los mercados
mundiales no funcionan necesariamente sin fronteras. Las economías en vías de
desarrollo exportadores de manufacturas carecen de la suficiente plataforma de
infraestructura y desarrollo tecnológico propio, lo que las hace totalmente
dependientes del mundo altamente desarrollado para alcanzar los niveles de competitividad
que exigen los mercados internacionales y vuelve utópico los principios del
desarrollo compartido.
Sin embargo los procesos de
globalización entran en períodos de crisis cuyas formas pueden ser débiles o
fuertes, como medidas de los disturbios sistémicos financieros de acuerdo a
indicadores que permiten trazar las rutas de los contagios de mercados
internacionales y estimar el impacto.
Las deficiencias
institucionales de los mercados financieros bloquearon el desarrollo en algunos
países. Las deficiencias en las estructuras institucionales inciden en bajas
tasas de crecimiento económico y desarrollo social. Sen (1996) puntualiza que
“el hecho de que el desarrollo social por sí solo, no necesariamente puede
generar crecimiento económico es totalmente coherente por la posibilidad,
actualmente comprobada a través de muchos ejemplos, de que facilita
considerablemente un crecimiento
económico rápido y participativo, cuando está combinado con políticas amigables
a efectos de mercado que fomentan la expansión económica”
Los mercados financieros
tienen un comportamiento que afecta a los fundamentos de la economía y que es
diferente a los demás tipos de mercados, en donde el equilibrio se logra en un
precio en que tanto compradores y vendedores acuerdan. En los mercados
financieros este equilibrio no ocurre porque no operan con cantidades que se
conozcan de antemano y descuentan un futuro contingente diferente al descuento
actual.
Las conexiones entre la
oferta y la demanda son de doble vía o de reflexividad
que explica la turbulencia de los mercados financieros porque los precios del
mercado alteran las condiciones de la
oferta y la demanda circularmente. La teoría de la reflexividad
sostiene que es imposible determinar resultados y hacer predicciones válidas
científicamente pero puede dar explicaciones de las tendencias prevalecientes
en los mercados financieros en una pauta de auge/caída, cuya secuencia tiene
como causas los conceptos erróneos o defectuosos introducidos en las
innovaciones financieras.
Cuando cada uno de los
individuos persigue su propio interés sin consideración a los efectos sociales
de sus acciones, el mercado se vuelve turbulento e inestable y como
consecuencia de esto, los beneficios que obtienen inicialmente se tornan en desastres
posteriormente debido a la naturaleza de la reflexividad
de los mercados financieros.
El argumento de los
fundamentalistas que consideran como una verdad absoluta, de que para una mayor
eficiencia de los mercados financieros y crecimiento económico se requiere su
desregulación, no necesariamente implica que los mercados no reglamentados sean
más perfectos. Las políticas dirigidas a desregular
los mercados, la privatización y la liberalización el reforzamiento
extraordinario de la negociación de un grupo privilegiado de actores colectivos
cuyas demandas gana acceso directo a los grupos de más altos del poder
político-burocrático gubernamental.
Los mercados regulados
requieren de mecanismos de realimentación en donde los gobiernos democráticos
puedan corregir sus propios excesos y los excesos de los mercados financieros.
La economía mundial enfrenta la problemática derivada de la regulación de los
mercados financieros, por lo que no es posible que se deje el proyecto de un
orden mundial democrático y equitativo a los erráticos mercados mundiales.
La turbulencia
financiera en los países se desparrama
globalmente cuando se afectan los mercados de activos en uno o más centros
financieros mundiales. A finales de los noventa, los mercados financieros desregulados orientados a la rentabilidad especulativa
originaron crisis financieras y a escándalos de corrupción. La alta volatilidad
de los países latinoamericanos se instala en el 2002 en Argentina y Brasil.
India y China no abrieron sus mercados de capitales y son los países que han
mostrado una mayor estabilidad y que mejor atravesaron las crisis financieras
mundiales. La liberalización del capital contable
debilitó las exportaciones de los países
latinoamericanas en los últimos 20 años debido a repentinos ingresos de
capital que sobrevaluaron las monedas y perdieron competitividad en los
mercados foráneos.
Pero
la causa principal que amenaza el derrumbe ideológico del sistema capitalista
mundial es la amenaza inherente de inestabilidad de los mercados financieros
globales. En virtud de que
los mercados financieros globales han creado un campo de juego disparejo que no
puede sostenerse en su forma actual, Soros (2002)
argumenta la necesidad de reformar el sistema, fortaleciendo la función del FMI
como prestamista de último recurso para los países que no pueden obtener
crédito del sector privado y animando a los países en desarrollo a buscar un
crecimiento más orientado a su mercado interno y reducir así su dependencia del
crecimiento dirigido por Estados Unidos.
Esto requerirá cambios
institucionales de largo alcance, pero no hay indicio de que el gobierno de Bush y otros con autoridad económica reconozcan esa
necesidad, en particular porque continúan casados con las teorías del
fundamentalismo del mercado. El fundamentalismo del mercado asume que la
búsqueda colectiva del interés privado resulta en equilibrio y estabilidad
económica. Soros (2002) argumenta que al afirmar que el interés público se
beneficia al permitir que las personas persigan sus intereses personales, los
fundamentalistas del mercado han borrado la distinción.
Los fundamentalistas del
mercado argumentan que los programas de rescate de las instituciones
financieras internacionales crean un peligro moral porque estimulan el mercado
financiero para otorgar más crédito que el que realmente necesitan los países.
Son estas arrogantes instituciones quienes dictaminan las libertades,
oportunidades y capacidades pero descuidan los principios elementales de
justicia que no pueden ser sujetos a simples relaciones de mecanismos de libre
mercado.
El FMI niega su apoyo a la
tasa Tobin que grava a los flujos del capital
especulativo alegando la imposibilidad de distinguir estos flujos de los que no
lo son para impedir los ataques especulativos a las economías nacionales,
alegando que sería mejor que los países se esforzasen en aumentar su capacidad
para resistir eventuales cambios del mercado, con sus efectos
desestabilizadores mediante políticas financieras saneadas, políticas
macroeconómicas y de tasas de cambio coherentes y de sistemas financieros
robustos.
El bajo desempeño económico
está relacionado con el marco institucional formal e informal que regula el
funcionamiento del mercado base del proceso de desarrollo. North
(1993) afirma que “…el mercado en su conjunto es un saco mezclado de
instituciones; algunas aumentan la eficiencia y otras la reducen…este marco
institucional es la clave del éxito relativo de las economías tanto en corte
transversal como a lo largo del tiempo”.
El análisis económico
institucional endogeniza los procesos de tomas de
decisiones en arreglos institucionales formales e informales. En el sector informal
de la economía persisten prácticas tradicionales de utilización de recursos
naturales en microempresas individuales o familiares caracterizadas como no
reglamentadas legal y socialmente, ni bajo controles administrativos por las
instituciones, que producen y distribuyen bienes en pequeña escala para un mercado no
regulado, y por lo tanto estas actividades de economía informal no están
registradas en las estadísticas oficiales.
Los efectos societales que tiene la economía de mercado hacen que se
convierta en economía política de mercado. La mano invisible del mercado no
garantiza las condiciones de igualdad a pesar del necesario uso de las
relaciones de mercado en intercambio y especialización. La difusión de los
valores del proyecto económico dejaron poco espacio a
la reconceptualización del desarrollo humano en
términos de éxito en el mercado.
De acuerdo con el reporte de
desarrollo humano de 1992, los mercados pueden impresionar desde el punto de
vista económico y tecnológico, más sin embargo tienen poco valor sino mejoran
el desarrollo humano. Los mercados son medios y el desarrollo humano es el fin.
El mito de la obtención del máximo beneficio del mercado desencadena una
tendencia perversa que sobrepone la utilidad económica por sobre los valores
sociales, culturales y políticos.
Las políticas desreguladoras de los mercados laborales promovidas por los
gobiernos neoliberales lamentablemente son las que más inciden en profundizar
la desigualdad. El mercado no regulado ha dado origen a profundas diferencias
socioeconómicas que reproducen las desigualdades entre los individuos
amenazando la cohesión social.
La competencia externa puede
devastar el mercado laboral primario en los países avanzados, pero beneficia a
sus consumidores a través del acceso a bienes más baratos. Para que el mercado
ejerza su función reguladora no es suficiente asegurar la competencia mediante
la exigencia de los derechos de propiedad industrial e intelectual.
La vuelta al acercamiento
neoclásico del desarrollo, fue alentado por su confluencia con la nueva
realidad económica y por las vigorosas acciones de quienes apoyan la
profundización de esa convergencia, cierres de plantas y relocalizaciones
en el extranjero han sido el anatema para los defensores de la política
industrial nacional pero que es perfectamente compatible con la teoría que
relaciona la protección de las fuerzas de trabajo como la restricción de la
competencia del mercado.
Los Sectores más productivos
como el automotriz, el electrónico y el eléctrico son dominados por empresas
transnacionales que han desarticulado el mercado interno, generan poco valor
agregado y poco empleo. En vez de construir un sistema de libre comercio, la
OMC ha construido un intricado sistema proteccionista que privilegia a las
grandes corporaciones transnacionales y que se manifiesta dramáticamente en los
bajos ingreso familiar de las personas ligadas al campo quienes no tienen
participación en las decisiones sobre los precios de sus productos en los
mercados mundiales y sufren las consecuencias de los precios que se colapsan
por incrementos en la oferta cuando el comercio de los países se libera.
La distancia que separa a
los agricultores entre el lugar de cultivo y
el mercado es la que determina su marginalidad, y por lo tanto, el
granero de la producción agropecuaria global se encuentra cerca de los grandes
centros comerciales e industriales. La eliminación de los subsidios que
promueven la producción de los países desarrollados daría más acceso a los
mercados de productos agropecuarios y mayores beneficios a los campesinos de
los menos desarrollados. Los subsidios distorsionan las bases del intercambio
de los bienes agrícolas porque otorgan
ventajas a los grandes productores y a las grandes empresas transnacionales
comercializadoras que tienen un poder monopólico en los mercados
Los productores de los
países que no cuentan con esos apoyos son desplazados de los mercados
internacionales con la destrucción de su actividad económica y el desgarre de
sus relaciones sociales. Este fenómeno es documentado por investigadores como dumping que distorsionan el mercado global e impactan los
precios de los productos agropecuarios, devasta los mercados internos y amenaza
la supervivencia de los productores del campo. Algunos países menos
desarrollados pueden lograr un mejor acceso de sus productos agrícolas a los
mercados mundiales pero pueden quedar atrapados en economías con ventajas
comparativas estáticas para desempeñar el papel de proveedores de materias
primas.
La mercadotecnia y la
publicidad masiva apoyadas por los medios de comunicación e información
electrónicos constituyen un poderoso instrumento del aparato ideológico que
estandariza el consumo de satisfactores (productos y servicios) que penetra y
abre nuevos mercados sin conocer fronteras geográficas para las poderosas
corporaciones transnacionales.
Así, la desigual
distribución de los beneficios económicos del mercado repercute en el poder
social y político, de tal forma que el mercado debilita las bases de la
ciudadanía política.
El cuestionado sistema de
méritos en la función pública constituye una forma moderna de la
institucionalización orientada por una economía de libre mercado, se fundamenta en los bienes económicos,
bienes jurídicos y funciones sociales. El arreglo institucional del sistema de
méritos que sustituyó al patronazgo político fue impulsado cuando las
coaliciones políticas son la respuesta al cambiante entorno competitivo de las
condiciones de una economía de mercado. El sistema de mérito está estrechamente
vinculado con el desarrollo del capital social en base en la confianza entre los individuos que
aprovecha de las ventajas del desarrollo tecnológico. Por lo tanto, el sistema
de mérito se fundamenta en la confianza y proporciona seguridad jurídica para
lograr una mayor eficiencia en el mercado.
La expansión de los procesos
de una globalización mitificada ha contribuido a la exaltación de un nuevo
individualismo, el cual según (Giddens, 1999), está
asociado a la disfumación de la tradición y de la
costumbre en nuestras vidas, un fenómeno relacionado con el impacto de la
globalización entendida de un modo más amplio que la influencia de los
mercados.
Evans (1998)describe
tres tipos de movimientos transnacionales contra la hegemonía de la ideología
del libre mercado: Redes de apoyo para la defensa de los derechos humanos, de
la mujer y defensa del medio ambiente. El “movimiento de derecho y desarrollo” que se
desarrolló en los setenta, analizó desde un etnocentrismo, la vinculación de
los sistemas de derecho al proceso de desarrollo económico para lograr metas de
desarrollo socioeconómicas a través de instrumentos jurídicos, especialmente de
derecho público, de funcionamiento del mercado.
Los movimientos identitarios antiglobalizadores
se identifican como movimientos de resistencia, repliegue y reconstrucción de las
identidades culturales comunitarias que cuestionan los valores económicos
centrados en los mercados y en las formas de representación democrática
promovidos por los procesos globalizadores. La
identidad social resulta de los valores individuales y comunitarios en procesos
de inclusión y exclusión en los mercados globales.
A pesar de la emergencia de
una pluralidad de pensamiento crítico de los procesos de globalización que
hablan de modelos alternativos, no se ha concretado organización social
diferente a la basada en el mercado que promueve el capitalismo.
Una de las soluciones para
que Latinoamérica rompa la relación de dependencia es que desarrolle un
capitalismo proteccionista dentro de un bloque comercial que facilite la formación empresas transnacionales bajo
diferentes regímenes de propiedad y nuevas formas de governance y bajo una
estrategia de desarrollo que Dieterich (2002)
denomina como creación de Complejos de Investigación, Producción y
Comercialización global (CIPC), los cuales pueden alcanzar mediante la unión de
holdings, una parte del surplus
mundial en su segmento de mercado.
“El
desafío de la globalización no es detener la expansión de los mercados globales
sino encontrar las reglas y las instituciones de una governance mejor –local,
regional, nacional y global- para preservar las ventajas de los mercados y la
competencia global pero también para proveer los recursos comunitarios y
medioambientales suficientes para asegurar que la globalización trabaja para la
gente y no solo reglas, instituciones y prácticas establecidas que sientan los
límites y los incentivos para el comportamiento de los individuos, las
organizaciones y las empresas” (Martínez, 1999, citada por Prats, 2001).
Para Rodrik (2000):348)
“El dilema que enfrentamos al entrar en el siglo veintiuno es que los
mercados están volviéndose globales mientras que las instituciones necesarias
para apoyarlos continúan siendo nacionales”. La capacidad de gobernabilidad en
el ámbito nacional es el punto crucial la efectividad de los mercados y el crecimiento económico.
Si bien el desarrollo
requiere de gobernabilidad, no toda forma de gobernabilidad produce desarrollo
(Prats, 2001). El desarrollo económico, político y social global comprende el
equilibrio de todos los actores políticos y sociales y los agentes económicos.
Esto implica nada menos que la tarea de constituir una institucionalidad (Ordnungspolitik) para el mercado mundial, de desarrollar un
orden político global para una economía globalizada. Jochimsen
(2000: 36) define así el rumbo de la discusión: "El objetivo común (...)
debe tender a la creación de una economía mundial de mercado que sea viable en
lo social, económico y ecológico y en la que los actores puedan competir con
eficacia y limpieza en mercados libres a través del comercio, el capital, las
tecnologías, la propiedad intelectual y la moneda.
La continuada
internacionalización de la economía requerirá de una mejor coordinación y
armonización de los arreglos de financiamientos entre las naciones que ajustan
sus sistemas de bienestar independientemente del carácter que la
internacionalización de los mercados requiere en una combinación de los modelos
competitivos y de coordinación centralizada.
La velocidad tiene efectos
en el decrecimiento de las imperfecciones del mercado, el incremento de la
volatilidad a que deben responder las organizaciones y el decremento de los
tiempos de estímulo respuesta involucrados en actividades organizacionales
prosaicas.
Los problemas creados por
las desigualdades como las situaciones de pobreza son resultado de la falta de
aprovechamiento de oportunidades y capacidades en parte debido a omisiones y
errores del mercado. Las distorsiones u omisiones del mercado son provocadas por
desequilibrios e inestabilidades de diferentes variables externas
incontrolables que afectan la ley de la oferta y la demanda, lo que obliga a
realizar análisis para encontrar soluciones a través de nuevas formas
institucionales y nuevas reglas del juego, considerando como un supuesto que el
modelo de economía basado en el libre mercado no necesariamente es el más
eficaz para ampliar las oportunidades y capacidades de un desarrollo humano más
integral.
El cambio institucional es
visto como una condición de la transición económica bajo el supuesto de que es
posible establecer las reglas básicas de la economía de mercados. La transición
de una economía basada en materiales. Tanto los mercados como las instituciones
gubernamentales son imperfectos y la pregunta de cual combinación es la más
conveniente para promover la felicidad humana necesita acercamientos a
situaciones específicas. Las instituciones del mercado incentivan la eficiencia
mientras que las instituciones gubernamentales dirigen los beneficios a los grupos que lo requieren.
El diseño de instituciones
político-jurídicas que garanticen el intercambio mediante la libertad
contractual y los derechos de la propiedad, es una condición que opere el libre
mercado bajo ciertas limitaciones en un sistema democrático. Las respuestas que
proporcione la administración pública con soluciones efectivas y de calidad a
las demandas sociales deben además estar caracterizadas por el interés público
y la transparencia, honestidad y transparencia, pero sobretodo alcanzar
eficientemente los objetivos relacionados con la mejora del bienestar social, a
pesar de las limitaciones impuestas por las condiciones macroambientales,
las disfuncionalidades del mercado y la práctica de
técnicas de gestión pública.
La lógica de los mercados
sustituye las relaciones basadas en la reciprocidad de las obligaciones entre
las personas por las relaciones centradas en transacciones monetarias, lo cual
debilita la solidaridad entre los individuos y los pueblos y las identidades
comunitarias.
En la propuesta de
diferenciar por un comercio transformacional, la reestructuración de las formas
de organización social que permitan crear nuevos mecanismos de colaboración y
solidaridad, facilitan la formación del tejido social que fortalecen y dotan
las normas y las instituciones que facilitan el funcionamiento del mercado. La asociatividad forma parte de las virtudes de los ciudadanos
que participan en la gobernabilidad democrática y limita los excesos
populistas, corporativistas y clientelares de los
gobiernos. Mecanismos de autoridad tienen la capacidad para proveer dirección
genérica que ni el mercado, ni las redes son capaces de proveer más allá de la autodirección e implementación de sus propias acciones.
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Este trabajo se propone analizar
críticamente los efectos y el impacto que tiene la racionalidad de la
gobernabilidad neoliberal de los procesos del mercado global. Primeramente se
delimita en que consiste la racionalidad de los mercados, la cual da sustento
al avance de los procesos de globalización neoliberal de dichos mercados sobre
la creación de estructuras de gobernabilidad centrada en la democracia del
mercado. Los resultados logrados en términos de desarrollo humano demuestran la
perversidad, y en el mejor de los casos, las deficiencias del modelo
hegemónico. Finalmente, se describen algunos de los retos a enfrentar para
alcanzar mejores resultados.
PALABRAS CLAVES: Estructuras de gobernabilidad, gobernabilidad neoliberal, mercado
global, racionalidad del mercado,
* José G. Vargas Hernández, M.B.A.;
Ph.D. Instituto Tecnológico de Cd.
Guzmán. Avenida Tecnológico 100 Ciudad Guzmán, jalisco,
49000, México Telefax: +52 341 41 33116. jgvh0811@yahoo.com